28 ago 2012


Alisia Alonso, Prima Ballerina Assoluta y Directora del Ballet  Nacional de Cuba, es una de las personalidades más relevantes en la historia de  la danza y constituye la figura cimera del ballet clásico en el ámbito  iberoamericano. Nació en La Habana, donde inició sus estudios en 1931, en la  Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical. Más tarde se trasladó a los  Estados Unidos y continuó su formación con Enrico Zanfretta, Alexandra Fedórova  y varios profesores eminentes de la School of American Ballet. Su actividad  profesional comenzó en 1938, en Broadway, al debutar en las comedias musicales Great  Ladyy Stars in your eyes. Un año más tarde  ingresó al American Ballet Caravan, antecedente del actual New York City Ballet. Se incorporó al Ballet  Theatre of New York, en 1940, año de su fundación. A partir de este momento  comenzó una brillante etapa de su carrera, como intérprete suprema de las  grandes obras del repertorio romántico y clásico. En esta etapa trabajó junto a  Mijail Fokine, George Balanchine, Leonide Massine, Bronislava Nijinska, Antony  Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otras significativas  personalidades de la coreografía del siglo XX. Fue la intérprete principal en  el estreno mundial de importantes obras como Undertow, Fall River  Legendy Theme and Variations. En calidad de  figura del American Ballet Theatre, actuó en numerosos países de Europa y  América con el rango de prima ballerina. 

En 1948 fundó en La Habana el Ballet  Alicia Alonso, hoy Ballet Nacional de Cuba. A partir de ese momento, sus  actividades se compartieron entre el American Ballet Theatre, los Ballets Rusos  de Montecarlo y su propio conjunto, que mantuvo con muy escaso o ningún  respaldo oficial hasta 1959, año en el que el Gobierno Revolucionario de Cuba  le ofreció apoyo.

Sus versiones coreográficas de los grandes clásicos son  célebres internacionalmente, y se han bailado por otras importantes compañías  como los Ballets de la Ópera de París (Giselle, Grand Pas  de Quatre, La bella durmiente del bosque); de la  Ópera de Viena y  el San Carlo de Nápoles (Giselle);  de la Ópera de Praga (La fille mal gardée); y del Teatro alla  Scala de Milán (La bella durmiente del bosque). 

Eminente figura  de la vida cultural, Alicia Alonso ha sido investida con el grado de Doctora  Honoris Causa por la Universidad de La Habana, el Instituto Superior de Arte de  Cuba, la Universidad Politécnica de Valencia, de España, y la Universidad de  Guadalajara, en México. En 1982, el estado mexicano le confirió la Orden "El  Águila Azteca". En 1993 se le otorgó la Encomienda de la Orden Isabel la  Católica, que adjudica el Rey de España. Ese mismo año surgió una Cátedra de  Danza con su nombre en la Universidad Complutense, de Madrid. Más tarde, creó  la Fundación de la Danza que lleva su nombre, y el Instituto Superior de la  Danza Alicia Alonso adscripto a la Universidad Rey Juan Carlos. En 1996 el  Ateneo Científico, Artístico y Literario de Madrid, le rindió un homenaje  público. También fue designada Miembro de Honor de la Asociación de Directores  de Escena de España (ADE). En 1998 fue distinguida con la Medalla de Oro del  Círculo de Bellas Artes de Madrid; la República Francesa le impuso la Orden de  las Artes y las Letras, en el Grado de Comendador, y el Consejo de Estado  cubano la condecoró con el título de Heroína Nacional del Trabajo de la  República de Cuba. En el año 2000 recibió el Premio Benois de la Danza, por sus  aportes artísticos de toda una vida, y le fue conferida la Orden José Martí,  máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba.  En el 2002 fue nombrada Embajadora de la República de Cuba, por el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país; y fue investida en París como Embajadora  de Buena Voluntad de la UNESCO. Recientemente el Presidente de Francia le  confirió el grado de oficial de la Legión de Honor y recibió en Cannes el  Premio Irene Lidova por toda su carrera artística. Como Directora y figura  principal del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso ha sido inspiración y guía  para la formación de varias generaciones de bailarines cubanos, con un estilo  propio que ha conquistado un lugar destacado en el ballet internacional.

Agustín Bejarano y Alicia Alonso